Anoche al llegar al Café Society me
encontré con una atmósfera extraña, cara de preocupación en Herni
y Sam.
Cuando Herni
me trajo mi bourbon a la mesa le pregunté qué ocurría: “Barney
nos ha dicho que su hermano León ha sido llamado por el HUAC, y está
muy preocupado por las repercusiones que eso está teniendo para él
y que ya han comenzado a reflejarse en la prensa”.
Y quién
narices es el HUAC, pregunté de nuevo a Herni: “El HUAC es el
Comité de la Cámara de Actividades Antiamericanas. Barney podrá
darte más detalle del asunto. Me ha dicho que le avise en cuanto
llegarás”.
Mientras esperaba a Barney, me entretuve, como el resto del público,
muy numeroso esta noche, en escuchar a Helen Forrest y su Takin 'A
Chance on Love, de Vernon Duke.
¡Fantástica!.
Barney
no tenía muy buen aspecto que digamos cuando le vi dirigirse a mi
mesa. Se sentó y Sam le sirvió un martini.
Barney Josephson y yo
nos conocimos hace bastante tiempo en el Cotton
Club de Harlem. Eso debió ser alrededor de 1931 ó 1932. Ambos
éramos y somos unos grandes aficionados al jazz y a las big band . Barney
fundo el Cafe Society en 1938, y desde entonces soy cliente suyo.
Luego, dos años después creó el Café Society Uptown, que también
frecuento con cierta asiduidad.
Según
me cuenta resulta que su hermano León, abogado, quien además
trabaja para la organización Defensa Internacional del Trabajo, se
ha negado en rotundo a declarar ante la Cámara de Actividades
Antiamericanas, y como resultado de ello ha sido encarcelado por
desacato. Si esto ya es malo, me asegura, ahora la prensa dice que el
Café Society es un refugio de comunistas.
¿Qué
te parece? ¡Un refugio de comunistas!. Esto lo único que es un club
en el que blancos y negros trabajamos juntos por la música. Y eso les
molesta a medios conservadores y sus voceros, esos periodista
republicanos y últraconservadores que ven comunistas en todas partes.
Barney
estaba francamente alterado. Es cierto que el Cafe Society es un
lugar frecuentado por la intelectualidad neoyorquina favorable a la
integración de la sociedad segregada, y que se han hecho recolectas
y actos políticos para tales fines. Ahora tachar al Café de lugar de reunión y financiación de actividades comunistas,
eso era una vileza.
Barney
estaba seguro que los ataques a su establecimiento eran una maniobra orquestada por Clare Soothe
Luce y sus poderosos amigos en venganza por haber puesto a su establecimiento el nombre que
ellos utilizaban - café society - para referirse a los habituales
asistentes a los club más exclusivos de New York, como el Morocco,
Stork Club y el Club 21. "El encarcelamiento de mi hermano ha sido la coartada perfecta", me aseguró.
Clare
Soothe Luce, convencida de la necesidad de mantener la segregación
racial es la mujer de Henry Luce, el furibundo anticomunista
propietario de Time, Life y Fortune.
Así
que Barney estaba seguro que a partir de ahora no tendría más que
problemas. De hecho, me aseguró, ya había comenzado a notar cierta
caída en los ingresos de su negocio, especialmente en el Café
Society Uptown.
Hacia
ya un buen rato que Natalie se nos había unido y
escuchaba atentamente las explicaciones del dueño del Café Society.
Herni la sirvió en martini, y en el escenario comenzaba a actuar una
de las tres o cuatro cantantes que más aprecio por su calidad
interpretativa, y por su belleza. Ella es Edythe
Wrigh,
Comenzó
con The
Lady is a Tramp y
Destello
de Estrella,
y antes de continuar se acercó a la mesa donde estábamos Barney,
Natalie y yo para saludarnos. La dije que no se olvidara de cantar
You Don't Know How Much You Can Suffer si
no me enfadaría con ella. Me sonrió y acercándoseme me susurro
algunas frases al oído que no voy a revelar. Luego me dió un fugaz beso en la
boca y se dirigió al escenario contorneando sus espléndidas y
deseables caderas. Natalie ni se inmutó, sabía que esa noche me
tendría para ella sola.
Después
de enterarme de todo esto supuse que las cosas no
le marcharían bien a Barney, y a mi tampoco, claro. Yo no compartó ni una
sola idea de los bárbaros comunistas, pero tampoco estoy dispuesto a renunciar a relacionarme con quien me apetezca libremente, como he hecho hasta ahora.
Todo hace presagiar que la Guerra Fría, con tintes racistas, ha alcanzado al Café Society.
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