miércoles, 25 de diciembre de 2013

Navidad, todo igual

Maxine y yo no estamos dispuestos a cambiar nuestra diaria rutina de reunirnos con algunos amigos en el 3 Deuces a escuchar música y tomar unas copas, Maxine un par de martinis, y yo unos bourbon. Esto lo digo porque hoy es 24 de diciembre de 1947, y la gente tiende a recogerse antes de hora para reunirse con la familia. En nuestros casos, Maxine y yo, solo nos tenemos el uno al otro, y a Olivia, la hija que Maxine tuvo con el golfo de marido que estuvo a punto de arruinarla. El muy cabrón arrampló con todo el dinero y la furgoneta de reparto (Maxine tiene una tintorería en Manhattan). El dinero del banco no pudo llevárselo, ya que se lo impidió el director de la sucursal. Así pues esta noche ha venido con nosotros por primera vez Olivia, que ya tiene 13 años y es toda una mujer: una negra, como su madre, bellísima.

Al llegar al 3 Deuces me he encontrado con una agradable sorpresa. Mi querida  y admirada amiga  Mildred Bailey cantará para nosotros, quiero decir para la clientela. Acaba de pasar una larga enfermedad que la ha tenido retirada de los escenarios bastante tiempo, pero su voz, ¡ah, su voz es como una caricia seguida de un beso!

Mildred tiene una versión de Love Come Back To Me, difícil de superar: la adoro. Mi amada Billie y ella son las mejor intérpretes de I've got my love to keep me warma.

Nunca me gustaron estas festividades, y ya hace muchos años que dejé de prestarles atención: en el pasado lograron agotar mi resistencia. Eran momentos perturbadores, insufribles y artificiosos. Mildred hace una interpretación de More Than You Knox llena de sensualidad y matices.

Durante cinco años de matrimonio con mi primera esposa, la celebración de la Navidad fue una constante en su familia. Durante más de una semana me veía asediado por todas partes. Me quejaba amargamente, pero Doroty (mi mujer entonces) era inflexible: había que pasar todos esos días con sus padres, hermanos (cinco) los cuñados y los ... no recuerdo cuantos sobrinos: unos niños muy hijos de puta a los que no soportaba. Por suerte aquello se acabó. En la Navidad del 42 le dije a Doroty: Doroty, cariño, hasta aquí hemos llegado: tus padres y hermanas o yo. Ella eligió a sus padres y hermanas. Ahora pasados cinco años de aquello, la estoy agradecida.  Doroty se caso a los seis meses de divorciarse de mí. Lo hizo con su jefe, un tipo rollizo de cabeza redonda, papada colgantes ojos saltones y siempre con la camisa desabrochada y empapada en sudor. Tenía una charcutería en la que Doroty trabajaba de cajera. La verdad es que no sé que vio en este fulano, no ya para casarse con él, sino para tirárselo estando aún casada conmigo. Esto lo supe después: me lo dijo ella misma supongo que por resentimiento hacía mi. Yo la quería, pero a ella, no a toda su familia.
 
Bueno, aquello acabó y ahora tengo a Maxine. Una mujer de carácter, valiente y decidida, y al mismo tiempo cariñosa y sensible a las difíciles situaciones que muchos negros tienen que afrontar a diario. Me gusta por eso... bueno y también porque en la cama es única: trepidante, insaciable... agotadora. Yo hago lo que puedo. Debe ser suficiente porque la veo radiante, feliz.

Esta noche hemos conocido a Blosso Dearie, una joven cantante que esta comenzando, y he de decir que me ha parecido fantástica, sensacional. Su I'm Hip es hilarante. Me sorprendido la dulzura y calidez de su voz de colegiala en The Shadow of your Smile; sencillamente, genial.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Celebración

No soy amigo de organizar frecuentes y multitudinarias veladas. Prefiero la intimidad de unos pocos amigos o de un par de mujeres. Aun así me veo en la obligación, de tanto en tanto, de hacer alguna excepción. Anoche fue una de ellas.
Quedé con un numeroso grupo - al menos eso sí - de buenos amigos en el 3 Deuces para celebrar el éxito de la película El caballero silencioso, cuyo guión escribí el pasado año, y cuya película se estreno hace unos meses. Hay que hablar de éxito, de todo un acontecimiento en gran parte del país. En Manhattan las colas para ver la han sido interminables.

Conmigo estaban Maxine (mi chica) Lady Day, Lester Young, Barney, el dueño del desaparecido Cafe Society, Moe, dueño del Savoy, Vlady, la rubia explosiva a la que tanto he querido, y que tan buenos momentos hemos pasado juntos, y Tedy Wilson. De los Ángeles llegaron para pasar unos días conmigo, Natalie, la protagonistas del film, y mi amigo de instituto y empleado de la productora. Natalie había roto, según me dijo, con su amiga, ahora una famosa modelo.

No recuerdo si les he hablado del argumento (peregrino) de la película. Estuve a punto de rechazar el contrato. Pensé que se estaban burlando de mí, lo cual no me hacía gracias. Luego de unas largas conversaciones con los responsables de la productora cambie de opinión y firmé el contrato. 

Se trata de un tipo, actor famoso, que como consecuencia de una infección mal curada de garganta, se queda sin voz, es decir, mudo. Ahora, como el fulano en cuestión (el actor) es famoso, la productora no puede prescindir de él: el público enloquece con sus películas y siempre está esperando la siguientes. Así pues, ni cortos ni perezosos, se les ha ocurrido llevar su historia a la pantalla. ¿Y quién mejor que él para representar el papel de su propia historia? Nadie, claro está. 

Y ahí entro yo. Mi trabajo consistió en escribir un diálogo para mudos, un diálogo especial, es decir, muy cuidado en sus formas. Ya que el protagonista-actor no podía hablar, lo que si podía era mover los labios, por lo que resultó ser esa peculiaridad la principal novedad del film. El espectador podía entender a través de esta técnica los diálogo.

La película gira en torno a este actor-protagonista, es decir a su peripecia y sufrimiento por verse abocado a subirse en un escenario e interpretar sus papeles de galán sin poder pronunciar una simple palabra. El ambiente del film es angustioso y mantiene al público en una constante ansiedad y angustia ante las desgracias de un joven deseoso de poder llevar una vida normal en su doble faceta de persona y actor. 
Al final de la película, el protagonista es sometido a una intervención quirúrgica, casi milagrosa (de película) y logra recuperar su voz, y en ese momento aparece el rótulo de FIN.

En su momento, como ya he explicado en alguna otra ocasión, no quise preguntar por qué mierda no le operaban al principio y así nos ahorrábamos tantos quebraderos de cabeza. Además, siempre abría la posibilidad de que el protagonista contará retrospectivamente su desgracia, y cómo gracias a los avances de la cirugía ahora estaba bien y, no solo podía contar su historia, sino que hasta podía cantar si se lo proponía. Pero para qué me dije. 

De mi trabajo obtuve unos suculentos beneficios y, lo mejor de todo, una relación con una mujer sencillamente deslumbrante: Su nombre era Natalie, y era la actriz que trabajaría junto al actor mudo.

Anoche actuó en el 3 Deuces Charlie Parker. Comenzó con su famoso All the things you are, para después seguir con  Groovin' high más tarde interpretó una versión de April in Paris sensacional. Cuando después interpretó Autumn in New York. Después de esto ya perdí la cuenta. En realidad la noción: la boca grande y húmeda de Maxine presionando sobre la mía solo me dejaba pensar en el después.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Vieja historia

No sé porqué pero la otra noche - mientras esperaba a Maxine en el 3 Deuces - me vino a la memoria el relato, un percance más bien, que me contaron mientras asistía a una elegante cena y velada en el Astoria de New York.

Resultó que una actriz y cantante negra fue contratada para actuar en un hotel muy elegante,  de esos de cinco o más estrellas. Según contaba el comensal que se encontraba a mi lado, esta cantante fue la primera mujer negra en hospedarse en ese hotel. Dorothy, ese era el nombre de la cantante, decidió bajar a la piscina y darse un baño. No obstante, un encargado dirigiéndose a ella la dijo que no podía nadar allí por ser negra. Dorothy metió la punta del pie en la piscina para salpicar al encargado  y al mismo tiempo decirle que era él y la gente blanca como él la que carecía de dignidad para nadar en esa piscina. Después se marchó a su habitación. Al poco tiempo, la piscina fue desocupada y desinfectada. 

Cuando llegó Maxine le conté esa vieja historia: "Que hijos de puta", me dijo. 

Pedí a Herni, el barman, un martini para Maxine y un bourbon para mi. Luego reímos imaginando como aquellos pobres infelices se dedicaban a desinfectar la piscina  en lugar de desinfectarse ellos el alama.

No se porqué pero nos quedamos hasta las tantas pensando y comentando aquella historia oída en el Astoria. Maxine comenzó a desgranar unas notas de 'A smile of angel' mientras yo sentía el calor húmedo de su entrepierna en mi mano.

domingo, 20 de octubre de 2013

Noche con Billie

En mi entrevista con Moe Gale, el dueño del Savoy, éste me insistió, una y otra vez, en que si me comprometía a escribir el guión cinematográfico para conmemorar los veinte años del Savoy, debería dedicar una parte, no escasa, a Chick Webb y su orquesta. Moe me recordó que Webb y su banda se convirtió en la orquesta anfitriona del Savoy desde 1931 hasta su prematuro fallecimiento en 1939. Tampoco debía olvidar en el guión referirme a Ella Fitzgerald, quien se hizo cargo de la orquesta a la muerte de Webb hasta 1942. En este año Ella disolvió la banda. A diferencia del Cotton Club, esto me lo subrayó continuamente Moe, en el Savoy estaba permitido la entrada de negros, y, aseguró, debía tenerlo en cuenta.

- Acuérdate de esto. No lo olvides, - me dijo-.

Lo cierto es que yo iba poco por el Savoy. No me gustaban los sitios grandes y llenos de gente. Por eso frecuenté el Cafe Society hasta su cierre hace unos meses. No obstante conocí a Chick Webb (William Henry Webb). Su cuerpo era diminuto y deforme, padecía tuberculosis de columna vertebral. Pese a las limitaciones de su enfermedad demostró desde niño un enorme talento y fuerza sentado frente a una batería. Su forma de ejecutar los temas  resultaba abrumadora. Era muy conocido entre otras muchas cualidades por la potencia arrolladora que esgrimía en sus ejecuciones.

Anoche en el 3 Deuces actuó Artie Shaw y su orquesta. Su interpretación de St. Louis Blues me fascinó. Sin que nadie lo esperara apareció de súbito Billie, y acercándose directamente al escenario se preparó para interpretar algunas de las piezas que antaño cantó con la orquesta de Artie, allá por 1936. Todo lo que canta Billie es insuperable. Por eso es la mejor. En esta ocasión se descolgó con su versión de Any old time. Luego no sorprendería con su Summertime.
Más tarde Billie, Maxine y yo estuvimos hablando hasta casi el cierre del 3 Deuces. Con una botella de bourbon, soda y hielo que nos trabo Herni, el barman, pasamos gran parte de la noche. Al día siguiente Maxine no tenía que madrugar, y yo quería seguir abrazado a ella..


miércoles, 16 de octubre de 2013

La dalia azul


Hoy por la tarde, antes de pasarme, como cada noche,  por el 3 Deuces, fui a ver La Dalia Azul. La estrenaron el año pasado, pero entonces no pude ir a verla.

La maravillosa Veronica Lake, en el papel de Joyce le pregunta a Alan Ladd, que interpreta a Johnny Morrison: "No vas a darme siquiera las buenas noches. Y él responde:
- Esto es un adiós, y me cuesta decírtelo.
- Y por qué. No me habías visto nunca antes de esta noche - dice ella. A lo que responde Johnny
 -Todo hombre te ha visto alguna vez, en alguna parte. Lo difícil es encontrarte. Este diálogo entre dos personas que no se conocen, y une el azar, me alcanzó de lleno. Fue una sensación de embriaguez súbita, intensa. Todo el guión, escrito por  Raymond Chandler, me pareció fantástico.

En cuanto a mi entrevista con Moe Gale, el dueño del Savoy (acuérdense que en mi anterior crónica ya les dije que se lo contaría), después de tomarnos unos cuantos bourbon en su despacho (Maxine y Billie se quedaron esperándome en una mesa escuchando a Benny Godman y a Peggy Lee.

Moe Gale se mostró interesado en que yo escribiese un guión cinematográfico para producir una película acerca de lo que había sido y representado el Savoy en sus veinte años de existencia. Fue inaugurado en 1926, y por tanto ha hecho ahora los veintiún año. Parece, según me contó que ya ha hablado con los estudios Universal y las negociaciones para elegir un director parece que están muy adelantadas.

Moe pensó en mí -según me dijo- cuando vio El caballero silencioso, una película cuyo guión había escrito yo para una productora de Los Ángeles. Le dije que me parecía bien y por lo tanto dispuesto a llevar a cabo esa idea suya. Quedamos en vernos un poco más adelante para ir perfilando el proyecto.

Moe me acompañó a la mesa donde estaban esperándome Maxine y Billie, y esa noche la acabamos con un par de botellas de champagne a cargo del Savoy mientras escuchamos a Peggy Lee en su versión de Why Don't you Roght y de Where or When, pieza inolvidable. Por no hablar de la  que cerro su actuación: On the Sunny Side.

Billie se quedo con unos amigos y Maxine y yo nos fuimos, ya muy tarde, a casa: la noche es corta y el día demasiado largo.

lunes, 14 de octubre de 2013

Una noche agetreada

Esta noche en el 3 Deuces actuan dos viejo amigos: Count Basie, con su big band, y el cantante James Andrew Rushing, un tipo éste enorme y voluminoso. Rushing tiene una versión, interpretada esta noche, de I Left my baby, que...por decirlo de un modo sencillo, es inimitable, como inimitables es el Dickie's Dream de la banda. Ha sido fantástico, además hace un rato también se ha pasado por aquí Billie. Estaba especialmente hermosa. No dejaba de seguir el ritmo con todo su cuerpo y hablar con Basie. ¡Que mujer!  Luego vino a la mesa donde estábamos Maxine (que disfrutaba de lo lindo) y yo. Estuvimos bebiendo unos güisquis hasta que nos entonamos bien. Estuvimos hablando, no recuerdo de qué, pero fue durante bastante tiempo.

Tarde ya, Maxine, Billie y yo nos fuimos al Savoy. Yo había quedado con Moe Gale, el propietario, en pasarme una de estas noches por el local. Quería hablar conmigo, me dijo , para proponerme algo: un guión para no se qué aventura de las suyas. Y hoy que además de estar espléndidamente acompañado, me encuentro algo bastante alegre y animoso, he decidido pasarme por el local. Por otro lado, Bassie me ha comentado que ahora está por ahí actuando Benny Goodman y Paggy Lee. Cuando entramos sonaba Why Don't You Right interpretado por Peggy. Billie comentó que la Lee era muy buena. Y si lo es. 

Otro día les contaré mi reunión con Moe. Ahora estoy demasiado espeso y, además, Maxine me está tirando de la manga de la camisa. Tiene prisa por llevarme a la cama...

viernes, 15 de marzo de 2013

Un ágrafo frustrado

Si me preguntan por mi larga ausencia de estas crónicas desde Manhattan, podría contarles alguna larga historia; mejor o peor hilvanada aventura de mujeres, sexo, alcohol...  Esta ausencia -podría incluso decirles - se ha debido a un largo viaje por Europa (Roma, París, Madrid, Londres...) en compañía de Maxine para presentar mi último libro (La paz que nos trastornó) y dar varias conferencias. Pero nada de todo esto ha ocurrido. El motivo real ha sido mi inapetencia por escribir.

Durante todo este tiempo, no obstante, he permanecido fiel a mi condición de noctámbulo, y no he dejado ni una sola noche de acudir a mi cita con el 3 Deuces.


Tengo que confesarles que esa inapetencia por escribir quizá se haya debido a que tal vez me he abismado (como diría Borges) demasiado en la lectura de ciertos escritores, los del "no". En aquellos grandes autores que después de producir una o varias obras maestras, dejaron de escribir de la noche a la mañana y continuaron así hasta su muerte. O de otros que prometían ser grandes escritores (talento no les faltaba), y, sin embargo, nunca pudieron comenzar o acabar una obra. Los hubo también que esperaron eternamente a que les llegara la inspiración. 

En mi caso me di cuenta de que  escribir no es importante, más bien  todo lo contrario, pero después vi que no podía hacer otra cosa. Que jamás llegaría a ser un destacado ágrafo.

El solo hecho de pensar que mi actitud (irresponsable, por lo demás) les privaba de esas crónicas breves en las que relataba mis paseos nocturnos por el Café Society y el 3 Deuces y otros locales de los que les he hablado, tuvo la virtud de hacerme recapacitar. Así pues he tomado la decisión de no ser un barltebys, y proseguir con mi crónicas desde Manhattan.


Recuerdan que la vez pasada les hablé del Profesor Gaviota, del tipo que decía estar escribiendo la Historia Oral del Mundo Contemporáneo, el libro más largo jamás escrito, según cuenta Joseph Ferdinand Gould, que así se llama el autor.

Pues bien está noche, que casualidad, me he encontrado con Joseph Mitchell, el periodista que hace unos años escribió en el The New Yorker una semblanza del Profesor Gaviota. Joseph Mitchell me asegura tener pruebas de que Historia Oral del Mundo Contemporáneo no existe, que es un pretexto de Gould. Es más, me asegura que todo lo que ha escrito de esa Historia es un par de capítulo, uno de ello de forma reiterativa acerca de la muerte de su padre; escrito, me asegura, más de cien vece, y repartido en cuadernos por todos los tugurios de Manhattan donde Gould ha parado a beber, comer o dormir. Pero en todos ellos cuenta lo mismo y con idéntico título: Muerte del Dr. Clarke Storer Gould. Un capítulo de la Historia Oral de Joe Gould.


Joseph Mitchell me estuvo contando todo esto en el 3 Deuces, alrededor de una mesa y dos Bourbon con hielo, hasta que llegó Maxine. Luego estuvimos hablando de la marcha del país, de la reconstrucción de Europa, de España, de su régimen autoritario... En fin de todo un poco. 

Esta noche actúa una vieja conocida, Mary Lou Williams. Su interpretación de It Ain't Necessarily So es fantástica, como lo es también su Autumn in New York.


Después de Mary Lou, justo en el  mismo momento que llegó Maxime (la negra más resplandeciente de la Gran Manzana), comenzó la actuación de Artie Shaw y su orquesta con Begin the Beguine, de Cole Porter. Artie es un clarinetista de un enorme talento; nada que envidiar a Benny Goodman, otro de los grandes. 


Pedí a Sam un Martini para Maxine y otra ronda para Joseph y  para mi.