Hace unos días cayó sobre mí una
mancha. Una mancha difícil de borrar. Hay manchas en tu vida que
caen sobre tu expediente militar, académico, familia o sobre tu
trabajo artístico, literario... Hay manchas también en la
conciencia, otras más llevaderas en el traje, el abrigo o el
sombrero. Hay manchas en la piel y en la ropa interior. Las manchas
son como puede verse algo extraordinariamente cotidiano, y, por eso
apenas las prestamos atención, so pena de que uno padezca de
misofobia.
Por lo demás, he de explicar que nunca
me han importado las manchas que pudiera tener salvo las de
conciencia. A todas las demás que me hayan podido poner o caer es
necesario ahora sumar una más; una encargada de martirizar a uno de
mis ojos.
El doctor Wilkinson, del que ya les he
hablado, me ha dicho muy serio que eso no tiene fácil solución. Es
necesario pasar por el quirófano. Y no es una intervención
sencilla, me aclara,
Para quitarme toda posible esperanza de
salvación, me dice que debo ir haciéndome a la idea de que
probablemente pierda la vista del ojo afectado. A no ser, enfatiza,
que me ponga de inmediato en manos de un especialista de ojos.
Sin quebranto de mi desánimo, Wilk me
recomienda visitar a un oftalmólogo amigo suyo que trabaja en el
Hospital Monte Sinai, aquí en Manhattan. Wil hablará hoy mismo con
él para que me reciba de inmediato. De hecho en este momento me
encuentro en el Cafe Society esperando a Wil.
Aquí la espera no se hace larga. Estoy entre amigos y buen bourbon,
y esta noche tengo conmigo a Kay Starr, vieja amiga y maravillosa
cantante. Hace una interpretación de You Were Only Foolong
asombrosa, y una no menos sensacional versión de StormyWeather.
Le
pido a Herni mi tercer boubon
con hielo, y por el rabillo del ojo veo el contorneo de Maxine
aproximándose a mi mesa. Su única mancha es haber conocido a un
tipo como yo y haberse acostado con él. En lo más profundo de mi
espero que esa mancha suya perdure por largo tiempo. Mi temor es serio y está acreditado. No se si les he dicho que Maxine es la propietaria de una lavandería, aquí en Manhattan.
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