domingo, 18 de marzo de 2012

Piernas maquilladas


Vlady me comentaba en el Café Society que se había vuelto loca buscando por todo Manhattan y más allá, en Harlem, Brooklyn y Queens, “unas jodidas medias de nylon o de seda”; así me lo dijo: “unas jodidas medias de nylon o de seda”.

La observe extrañado. Ella nunca dice palabras feas. Algo ha debido sucederle para que rompa esa costumbre. No la dije nada porque vi en la expresión de su cara que no había terminado aún de hablar. Tan solo le hice una seña para que esperara un instante mientras pedía a Herni dos güisquis con hielo. Luego la mire a los ojos y adopte una postura de espera, de estar atento y dispuesto a escuchar todo lo que tuviera que echar por su hermosa, grande, sugerente y abrasadora boca. Por supuesto que no osaría interrumpirla. Ni por asomo se me ocurriría tal cosa.

“No he sido capaz de encontrar en todo New York unas medias ni de nylon ni de seda. ¿Qué te parece? ¡Eh! ¿Qué te parece? Ni una solo. Me han dicho que la guerra tiene la culpa. Que el nylon y la seda lo necesitan para otras cosas no para confeccionar medias. ¿Que te parece? ¿Cómo mierda pretende el Gobierno que vayamos con las piernas al aíre, desnudas en invierno? No me parecería mal que hubiese escasez por necesidades de la guerra, pero de ahí a que no haya ni un par de medias en todo el país, es imperdonable”.

Me pareció que después de decir todo esto, de desahogarse conmigo, empezó a tranquilizarse, a hablar más pausadamente, menos enfurecida. Creo que ahora me va a decir cuál ha sido la solución que finalmente ha encontrado. Vlady es así. Primero te cuenta la desgracia y después la solución. Si no la ha encontrado, en ese caso no te cuenta nada. Calló durante un rato mientras daba caladas seguidas a su cigarrillo y bebía a pequeños sorbos su boubon.

Pasado un rato, Vlady suspiró y se dispuso a contarme el resto, la solución, en tanto que en el escenario sonaba You'reGetting to Be a Habit with Me interpretada por Paggy Lee.

“¿Sabes qué? Que una amiga me habló la semana pasada, cuando la conté lo que me pasaba con las medias, que ella había pasado por lo mismo, pero que ahora utilizaba un producto que, aunque te parezca mentira -me dijo-, es como llevar medias, pero sin medias. Lo más sorprendente es que es un producto que se da en las piernas; que se aplica como si fuese una crema. ¿Entiendes? ¿Me estás escuchando?” Dije que por supuesto estaba escuchándola. Y es cierto, no estaba perdiéndome detalle de sus historia: no todos los días me entero de que mi chica lleva medias sin llevar medias.

“El producto se llama Velva Leg Film, de Elizabeth Arden, y lo hay en dos tonos: Sun Beige y Sun Bronze. Fíjate que con una botella de un dólar tengo para 20 aplicaciones, el equivalente de 20 pares de medias. Es muy resistente, no se forman carreras, ni se saltan puntos, tampoco se borran y puede quitarse simplemente con agua y jabón. Y lo mejor de todo, el maquillaje deja la superficie de las piernas lisa y suave; parece que llevas medias de seda de la mejor clase”.

La verdad es que me alegré por ella. Sin embargo me entristecí algo por mi: nunca hubiese pensado que para irme a la cama con Vlady tuviera que lavarle antes las piernas. Me dije que esa circunstancia asociada al güisqui mermaría bastante mi virilidad. En lugar de medias colgando del picaporte de la puerta de la habitación o a los pies de la cama, ahora me encontraría con un jodido sucedáneo en forma de fría y muda botella sobre el tocador. En fin solo me quedaba maldecir la guerra y esperar que acabara pronto.

Me di cuenta que yo también estaba molesto como Vlady con el Gobierno, pero por motivos bastante diferentes. Fijé mi pensamiento en la flacidez de mi entrepierna, suspire resignadamente y decidí pedirle otro boubon a Herni. En ese momento Peggy Leer tocaba Black Coffee. La melancolía invadió mi cuerpo. Y me pregunté si esta noche sería capaz...






No hay comentarios:

Publicar un comentario